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UIAGM

Hace relativamente muy pocos años el comentario tópico en la noche chamoniarda, cuando estábamos tomando una cerveza para celebrar el descanso de la jornada laboral, junto con algunos guías locales, era que en tal o cual lugar del macizo, algún supuesto guía de montaña español había realizado cualquier tipo de maniobra no ortodoxa y peligrosa. Los guías alpinos siempre aleccionan con lo que está bien o mal hecho, y mucho más si esto se realiza dentro de sus dominios montañosos o nacionales.

Las cosas, poco a poco, van cambiando. Aunque siempre seremos mirados por encima del hombro por nuestros vecinos del norte, pues para ellos África sigue empezando al sur de los Pirineos. La realidad es que hoy en día tienen algún momento de debilidad en el que condescienden en reconocer que han visto a algún guía hispano, legal recalcan con ironía en la mirada para tener siempre algo que decir, realizando, casi perfectamente su trabajo.

Y es que no es para menos. Ya no pueden hablar mal siempre de lo que hacen los demás, porque empiezan a tener un nutrido grupo de guías extranjeros trabajando, en las hasta ahora intocables, compañías de guías de Chamonix. El monopolio de la perfección se les ha acabado, ahora existen varias compañías francesas e inglesas donde se ganan la vida guías de todo el mundo, y con ello nos toca a nosotros también una pequeña porción de profesionalidad reconocida.

Por ahora la UIAGM (Unión Internacional de Asociaciones de Guías de Montaña) acepta como correcta la formación de los guías españoles con respecto a los demás países asociados. Aunque, en nuestro país de pandereta y zambomba, nunca se sabe como acabaran las cosas. Porque en cualquier momento Europa o el Mundo se pueden cansar de nosotros, los más listillos y fulleros, y mandarnos a paseo.

Estos guías españoles, que ahora emigran, algo no han visto claro en sus montañas. Después del dinero, tiempo y esfuerzo que les ha supuesto la formación y la obtención de la credencial internacional, ven su mejor salida laboral en el extranjero, en los países alpinos, aunque a esto la ministra lo llame movilidad exterior. El intrusismo laboral y la poca profesionalidad nacional, fomentados por el estado y las administraciones, hacen que ahora se respete a algunos guías españoles más fuera de nuestras fronteras que en casa, ya se sabe que nadie es profeta en su tierra y encima nuestro pecado nacional es la envidia. En casa sólo vende el buscavidas con enchufe y labia. Todo ello hace que la desmotivación nos alcance y algunos prefieran buscarse el sustento y el reconocimiento lejos de nuestras fronteras.

Pero lo que sigue marcando la diferencia, y en lo que no nos pueden superar jamás, es en el sentido de la fiesta, que ahora estamos intentando exportar a los Alpes. Lo más difícil es conseguir el prado de alguna mansión local lejos de las fuerzas del orden, para poder emular en él las bacanales romanas, pero al estilo riojano, con toques espirituosos latino americanos y con presupuesto español. Es decir, no falta ni la carne, ni el vino, ni el aditamento neuronal y sobra todo lo demás; cubiertos, cristalería fina, servilletas, educación, agua y palabras. Y luego para acabar, la noche hispano americana se extiende por las calles de Chamonix. Argentinos, españoles y otras nacionalidades extrañas empiezan a formar una anchurosa, nutrida, bulliciosa y espantable tribu en los veranos alpinos. Ya, como colofón, sólo queda la conquista del mundo femenino, tal vez la más difícil de las conquistas. Pero el precedente de la pureza de sangre ibérica nos puede allanar el camino. Aunque, dice la leyenda, las francesas se perfuman mucho porque se lavan poco.

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