Cadier, Capitan, Carrel, Cárpatos, Casarotto, Cassin, Caucaso, Cesen, Civetta, Clavija, Comici, Contrabandista, Congelación, Couzi, Crampones, Crowley, Croz, Cuerda, etc.
Compromiso
“Si soy mis compromisos dejo de ser mis circunstancias y mis explicaciones”.
Salgo de viaje y subo a un avión. Cojo del montón un par de periódicos de esa prensa nacional que puedes leer gratis mientras la azafata hace gestos estrafalarios sin que nadie le haga ningún caso. Ojeando los titulares rimbombantes y las fotos espeluznantes me encuentro un escrito que versa sobre las montañas. Iluso de mí decido leer la columna entera por si encuentro algún atisbo de clarividencia. El horror me invade; me quedo pasmado de la sarta de incorrecciones y barbaridades que están impresas. Cuando consigo cerrar la boca pienso en si vivimos demasiado rápido y no tenemos tiempo de contrastar las cosas; todo se convierte en un galimatías de puzzle abstracto, pero moderno, de recortes y pegados. Todo el mundo cree que sabe o vende que sabe, ¿pero acaso no hay un revisor, un filtro, un responsable? ¿Qué disparates se dirán sobre los temas que no conozco: la salud, la economía, y no digamos la política? El lector pensara que estoy exagerando. Pues no creo. En un diario importante de la presa nacional contando una historia de montaña a mi me citan como muerto. Extraña sensación la de leerse muerto, borrado del mapa. ¿Estaré ya en el cielo?, entre nubes si que voy solo me falta ver a algún angelito gordinflón. ¿O ya estoy en el infierno? Ya me veo con mi nombre en un montón de piedras de algún tres mil terciario. O se me recordara en alguna fiesta transfronteriza donde mis amigos estarán todos borrachos nada más empezar y parpadearan como vampiros perplejos de olvido con los ojos soñolientos a la salida del sol. Como se puede hablar con tanta desfachatez de lo que no se sabe. En esta mundo moderno nos vence principalmente la pereza, la comodidad, el egoísmo y la ignorancia: todo lo que no sea compromiso.
Cuando usamos todos los medios posibles y damos todo tipo de justificaciones fuera de lugar para “vencer” una montaña; entonces nos esta dominando la desidia, el monstruo del conformismo, no luchamos más, nos rendimos. Lo mismo que no puede existir la escalada sin la caída, sin la oposición de la ley de la gravedad, no puede existir el alpinismo sin riesgo; la aceptación de este y el juego de saber gestionarlo son nuestro compromiso con la montaña. Si buscamos la manera de eludir la responsabilidad estamos fallando, engañándonos y es cuando damos explicaciones sin sentido y excusas baratas de lo que hacemos. Cuando Emilio Comici (1901-1940) prescindió de su material, que le impedía escalar como él deseaba, en la repetición de su propia ruta a la cara norte de la Cima Grande de Lavaredo en solitario, acepto el compromiso, la responsabilidad de asumir un riesgo, de decidir, de hacer algo más allá de lo posible y rubricar sus ideas sobre escalada con la acción y no solo con la palabra. Realmente pocos escaladores actuales podrían igualar su escalada en solitario en poco más de cuatro horas a una de las grandes paredes rocosas de los Alpes. Comici fue capaz de construir, como todo visionario, parte de las bases de la escalada en roca del futuro; trepó lo desconocido, concibió lo que le era necesario y caviló sobre escalada. Invento un sistema de rappel (rappel Comici), fue de los primeros en entrenar sistemáticamente y en buscar paredes pequeñas y bloques para ejercitarse a si mismo y probar la valía de sus clientes. Guía de talento, escalo con quienes lo contrataban en Grecia, Egipto o España, donde escalo en Los Galayos. Pero tal vez lo más importante que aporto, a diferencia de otros grandes escaladores de su época, fue la idea de la dificultad junto a la estética de los itinerarios en las paredes y el estilo en la ejecución de la escalada. Para el la línea más estética por donde discurre el itinerario para ascender una pared es la que traza una gota de agua al caer desde su cumbre; el trazado directo. Y sobre todo su estilo: el estilo Comici; la danza, el arte de la escalada, la aparente facilidad de ejecución, sin esfuerzo, para superar la vertical.
Aterrizamos y salgo de mi somnolencia. Tengo un compromiso; ¿denuncio a quien me ha matado con la palabra? Veo que la prensa como el resto de lo humano, no es sagrada; se han equivocado y no estoy muerto, a pesar del aterrizaje. El verdadero compromiso nace desde nuestro interior y tiene como fundamento el conocimiento, no puede existir viendo las cosas desde el otro lado de la barrera.